Este es un homenaje a mi maestro sexual, el Sr. G. Lo conocí hace mucho tiempo, cuando yo tenía apenas 18 años, y él 38. Antes de conocerlo yo había tenido 9 compañeros sexuales (con 5 de los cuales había estado sólo un par de veces). No era un chico muy experimentado , ni un virgen inmaculado, sin embargo ingenuamente yo creía tener mucha experiencia.
Al Señor G lo encontré en un chat y tuvimos un par de charlas muy cómicas entes del primer encuentro, era un tipo que me hacía reír mucho.
El noche que lo conocí me pasó a buscar por la esquina Córdoba y Callao y fuimos a tomar algo a Sitges (Un pub gay). El primer encuentro fue una noche de San Valentín, lo recuerdo muy bien porque en ese lugar había un show de stripers, y el transformista conductor del show nos hizo pasar un rato muy incómodo pero divertido cuando nos preguntó desde cuándo nos conocíamos, y al decirle que desde hacía 2 horas, estuvo mofándose un buen rato haciendo con ello chistes sobre el día de los enamorados. Creo que eso ayudó a distendernos aún mas.
Después de un par de copas fuimos a su departamento. Y ahí conocí lo que es el buen sexo. Franeleamos mucho, era un muy buen besador, después me cogió como nunca me lo habían hecho antes, en general siempre me había dolido, pero con el Sr. G era distinto, quizá porque era un hombre experimentado que sabía manejar a un jovencito para penetrarlo o quizá por la química que había entre nosotros (intuyo que era un poco de ambas), mas tarde yo lo cogí a él. Esa fue mi primera vez como activo en una penetración.
En los encuentros subsiguientes solíamos tener sesiones de sexo prolongadas en las cuales cambiábamos roles continuamente (activo-pasivo), y eso me encantaba. No me cansaba de tener sexo con él, pues disfrutaba como nunca antes lo había hecho.
Fue lo que yo llamo mi “primera revolución sexual”: me di cuenta que el sexo que había tenido hasta entonces había sido pésimo o malo, al menos comparado con lo que estaba experimentando con el Sr. G.
Desde ese momento quize experimentar con él muchas cosas que no me había animado a hacer antes, pues conocer al Sr. G fue abrir la puerta a un nuevo mundo de placeres, y estaba ansioso por conocerlos todos.
Me pregunto si mi vida sexual hubiera sido tan plena como lo es hoy si no hubiera conocido a este hombre. Me pregunto también si el Sr. G era realmente tan especial o apareció en un momento en el que yo me sentía listo para experimentar con mi sexualidad.
No estoy seguro, pero creo que todos necesitamos de un hombre como él en nuestros inicios sexuales, que nos guie y nos enseñe a disfrutar del sexo, después de todo nadie nace conociendo cómo maximizar nuestro goce y nadie nos enseña a hacerlo.
Tengo muchísimas cosas para relatar sobre el Sr G, tantas que merecía una presentación, ya que imagino que lo mencionaré reiteradas veces en el futuro.